Peinando Sapos
El invalido xilófono
y el ritmo concurrente
de estos cuerpos amarillos
agonizando a mis pies.
El extravío de Camille
y la desesperación en la voz.
El velcro en la piel
vertiendo musas en mi lengua
y la reventada locura
de peinar sapos.
La búsqueda inmediata
de crueldad.
La eufórica nota
que apuñala hedonismos
sumando cincuenta puntos
a mi humanidad.
Mi boca de claustro
echando saliva en
un cielo anegado
de cajas musicales.
Esas infundidas desses
y este sobrevalorado
instante muerto antes
del amor líquido.
El cerúleo de Spilimbergo
plagiando tu expresión
y el bestiario elocuente
de mi espectro.
Partidos de locura,
deformo mis días en el
porno de tus ojos,
volviéndo a morir en
ese conjunto
de lucesitas
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