Pensamientos de una piba en cuarto creciente




Ella juega con
escorpio parado
en medio de su
sexo.

Lo atrapa, lo esconde,
le da agua.

En la convulsa
instantánea
alcanza con
mirarla para
marearte.

El asma de su
intensidad
hace que el rojo
se vuelva más
rojo de lo
que creías.

Entre las calles
de sus venas expresa
el mandamiento
cíclico de la luna.

Ella danza en
la contradicción
y no intenta
disimularla.

Sirena histérica
y ermitaña
en busca de peces
para refugiar
en su mar.

Su príncipe azul
es un gato que
no la cuestiona
y la abraza dejando
dulces rasguños
en su piel.

En su soledad
tranza con un
anémico
sentimentalismo
que deja de lado.

Tanto club del pony
hace que su
malhumor haga
de su estéril
sonrisa un hallazgo
demonizador.

Sus deseos
son demonios que
padecen de
ansiedad y orgullo.

La inestabilidad
de sus días
se consume en un blister
de testosterona
que no abunda
y la inunda.
 
 

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